Desierto de Atacama
Carlos Jeldres Venzano - julio 19, 2016
1 de julio de 2016 a 14 de julio de 2016 (12 días de
pedaleo, 2 de descanso, 1.050 kms)
Inicio Copiapó. Desierto Caldera/Chañaral (101 kms) – Desierto Chañaral/Tal Tal (82 kms) – Desierto Chañaral Tal Tal (81 kms) – Paposo (102 kms) – Caleta el Cobre (96 kms) – Antofagasta (61 kms) – Desierto Antofagasta/Tocopilla (101 kms) – Tocopilla (96 kms) – María Elena (60 kms) -Desierto María Elena/Pozo Almonte (101 kms) – Desierto María Elena/Pozo Almonte (88 kms) – La Tirana (81 kms) – Iquique
Inicio Copiapó. Desierto Caldera/Chañaral (101 kms) – Desierto Chañaral/Tal Tal (82 kms) – Desierto Chañaral Tal Tal (81 kms) – Paposo (102 kms) – Caleta el Cobre (96 kms) – Antofagasta (61 kms) – Desierto Antofagasta/Tocopilla (101 kms) – Tocopilla (96 kms) – María Elena (60 kms) -Desierto María Elena/Pozo Almonte (101 kms) – Desierto María Elena/Pozo Almonte (88 kms) – La Tirana (81 kms) – Iquique
Cuando planifiqué el viaje, una de las alternativas para
empezar era Arica. Sinceramente no me llamaba mucho la atención el norte y el
desierto. Que error hubiera sido saltarme toda esta parte de Chile.

No voy a mentir que hay días que no puedo ver la bicicleta,
mientras que otros (la mayoría), me levanto con todas las ganas de recorrer el
mundo. Acá en el norte, hubo muchos días en que ya no daba más, con todo el sol
sobre mi cabeza, con cuestas interminables en medio del desierto, donde fue
bien tortuoso todo. Pero me he dado cuenta que una vez lograda la meta, entre
más difícil es la ruta, más grande es la sonrisa con la que me acuesto (o
desplomo, mejor dicho), feliz por la satisfacción de un día más de avance, de
estar un poco más cerca de mi primera gran parada: Canadá.
Tal y como en el sur, lindas experiencias, gente amable,
como cuando en medio de la ruta un camión paró (al parecer al ver mi cara de
sufrimiento) a regalarme una salvadora malla de naranjas. De todas formas debo
reconocer que fue bastante duro pasar días sin intercambiar palabra con nadie,
de no pasar por ningún asentamiento urbano, y no tener señal en el celular ni
siquiera para saludar a alguien. Acá es donde más que las piernas, lo que no
puede fallar es la cabeza ya que más adelante vienen montones de días de este
estilo. Es parte del viaje saber sobrellevar esta soledad, la cual a veces es
hermosa, pero otras no lo es tanto.
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Caleta los Cobres. Habitantes al 6 de julio: 1 (yo!) |

Al día siguiente me tocaba afrontar una cuesta para llegar a
Antofagasta y por fin tomar en esta ciudad un merecido descanso. Llevaba 11 días consecutivos de pedaleo
desde La Serena. Acá tuve un gran problema que no me puede volver a pasar.
Falta de agua. Calculé mal, y por ahorrarme un poco de peso, sin considerar el
sofocante calor que hacía más lo duro de las subidas, se me acabó el agua en
una ruta donde no pasa casi nadie. Para peor, la ruta era impedaleable (subidas
con pendientes imposibles de pedalear, calor sofocante, trabajos/detonaciones
en la ruta y camino de piedrecilla). Devolverme no era opción, pero
afortunadamente apareció una camioneta, quién luego de preguntarme si estaba
mal de la cabeza por andar en bicicleta por acá, me acercó a la Ruta 5 en unos
20kms que me salvaron el día. Rematé la ruta hacia Antofagasta. Me quedé donde Diego, un gran amigo del colegio que trabaja en esta ciudad del norte de Chile. Por fin una cama decente, ducha y por sobretodo,
¡gente!
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Antofagasta |
Lamentablemente, me estoy haciendo adicto al pedaleo de
noche, a sabiendas que es un poco más riesgoso, pero es la única forma de
capear en algo el sofocante calor del desierto. Por culpa de esto sufrí mi
primer percance con la bicicleta, un choque contra una roca. Se me hizo pedazos
la parrilla
delantera y una rueda. Llegando a duras penas a la fiesta de la Tirana, tuve que pedir que me llevaran a Iquique, era imposible seguir pedaleando así. Afortunadamente encontré todo lo que necesitaba, quedando lista Libertad (el nombre de mi recién bautizada bici J) para afrontar una nueva etapa, el Altiplano.
delantera y una rueda. Llegando a duras penas a la fiesta de la Tirana, tuve que pedir que me llevaran a Iquique, era imposible seguir pedaleando así. Afortunadamente encontré todo lo que necesitaba, quedando lista Libertad (el nombre de mi recién bautizada bici J) para afrontar una nueva etapa, el Altiplano.
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Fiesta de La Tirana, una de las fiestas tradicionales más famosas del norte de Chile |